Especie de esfinge instalada en las periferias de la modernidad, la ciudad de Sao Paulo, con sus 20 millones de habitantes, íntima, monstruosa, seductora, nos desafía a todos a descifrarla, so pena de devorarnos. Es lo que hace esa urraca de Häsler, sin establecer distancia entre ella y el objeto infinito donde vuela, ella misma parte de ese paisaje que pide al lector una interpretación.